jueves, 14 de junio de 2007

La crisis de la cultura nacional

La infelicidad permanente

1. Chile vive la peor crisis cultural de su historia: tal vez por primera vez se debería afirmar que el país no tiene proyecto cultural y que su masa crítica, creativa y artística, está sujeta a los vaivenes de la mediocridad, del oportunismo y de la corrupción.

Los escritores firmantes de esta carta creemos, digna y éticamente, que es necesario proponer al país un amplio debate que busque una salida a la grave crisis en que se encuentran las grandes mayorías de la sociedad chilena y para salir de su estado de permanente infelicidad.

2. En lo particular, pensamos que la situación referida al ámbito del libro y la lectura ha empeorado en Chile en la última década; y por ello es que creemos, asumiendo una actitud responsable, que hay que cambiar de rumbo. Estamos frente a una crisis significativa del sistema de promoción del libro y la lectura y es imperioso debatir y crear una nueva ley del libro, que responda a las actuales necesidades.

3. Las anomalías evidentes en el último concurso del libro y la lectura son un síntoma grave que revela de manera palmaria esta crisis nacional. Según los procedimientos del Consejo del Libro fueron evaluadores externos quienes catalogaron los proyectos literarios de los escritores. Estos examinadores, a su vez, asignaron puntajes cualitativos a los proyectos. Ahora bien, acometida esta tarea considerable, que requiere juicio y denuedo, más de 200 escritores fueron seleccionados –en el área de creación literaria- y obtuvieron puntajes superiores a 80 puntos, siendo el puntaje máximo: 100.

A muchos de estos escritores se les ponderó con 100 puntos, pero no fueron favorecidos con una beca, saltándose los criterios de excelencia. Así, los 200 escritores que resultaron seleccionados en el tramo tasador inicial, fueron sometidos a una nueva apreciación, es decir, fueron introducidos en un “hoyo negro” o mejor dicho, fueron seleccionados en una reunión de pasmosa celeridad por los once miembros del Consejo Nacional del Libro. En sólo tres horas, sin que existiese la idoneidad estética y creativa, que exige una determinación de esta naturaleza, el jurado dirimió. ¿Cuántos minutos les dedicó el jurado a evaluar 200 proyectos literarios en tres horas? Si hacemos el cálculo, el jurado les debería haber dedicado un minuto y 11 segundos por proyecto literario, lo que indicaría la genialidad del jurado.

4. Lo que queda muy claro en esta polémica, al conocerse las desproporciones y los contornos de esta nueva jornada de evaluación y asignación de fondos, encabezada por el Consejo y sus responsables, es que el resultado es muy poco ético. El jurado no es un cuerpo colegiado competente, pues no tiene el nivel de selección y pericia necesario para valorar proyectos donde se considera la calidad literaria y los niveles estéticos que estos alcanzan. El jurado actúa y ha procedido, en cambio, aludiendo a temáticas más relacionadas con la geopolítica básica (60 % para regiones y 40 % para la capital). O a tópicos administrativos, más que con discernimientos estéticos, como si esta tarea relacionada con la cultura, fuera un fondo social, de equidad o de asistencia. La composición del jurado del Consejo Nacional del Libro está integrada por 11 personas, principalmente funcionarios del gobierno y delegados corporativos de organismos gremiales, que actuaron como juez y parte, otorgándose proyectos millonarios.
5. No estamos en contra de los creadores y gestores que obtuvieron la beca o fondos para sus proyectos. Este no es un problema entre colegas y amigos.

6. Creemos que es necesario hacer un esfuerzo y reorientar de manera categórica y democrática, con la participación de escritores y agentes culturales, los ejes de la actual institucionalidad cultural y en lo específico: del fondo del libro y la lectura.

Necesitamos un amplio debate sobre el nuevo rol de la cultura en un nuevo Chile.
Se necesita una nueva ley del libro. Ahora.

7. Finalmente, para reestablecer confianzas y para inaugurar un nuevo proceso de diálogo serio, sano y responsable, es que creemos que Jorge Montealegre (Secretario Ejecutivo del fondo) debe renunciar o ser removido de su cargo, pues ni ayer ni hoy ha dado garantías de imparcialidad.

8. Es necesario entender que la cultura y el libro han cambiado la vida de millones de personas en la historia de la humanidad. Que los chilenos tengan acceso a los bienes culturales se hace imprescindible, es el guiño de la felicidad, no es menor si se trata de un pueblo.

Firman:
Erick Pohlhammer, Raúl Zurita, José María Memet, Sergio Badilla, Omar Pérez, Mauricio Barrientos, Felipe Ruiz, Teresa Calderón, Gustavo Barrera, Víctor Hugo Díaz, Arturo Volantines, James Krator, Camilo Brodsky, Christian Formoso, Ernesto González Barnert, Leonel Lienlaf, Max González Sáez, Thomas Harris, Mario Artigas, María Isabel Amor, Ángel Valdebenito Verdugo, ............

lunes, 4 de junio de 2007

FONDART, la cultura chilena de la loteria de Babilonia

Resumen del texto escrito por Jorge Sepulveda el 23 de marzo de 2007.

Los inútiles siempre han sido un problema para el Estado: la forma en que se los enfrenta es la que siempre ha establecido las principales definiciones políticas, económicas y sociales. Es a partir de su reconocimiento que se levantan las políticas estatales. Si ustedes se fijan con cuidado la historia de las modificaciones de las políticas estatales es la historia de la modificación de la definición del inútil.

Mi primer postulado de este texto es que el FONDART es una institución que fue creada para subsidiar inútiles que, con el pasar del tiempo, desarrollaron criterios de eficiencia: o sea se socializaron. Y en ese proceso modificaron la institución.

Mi segundo postulado es que el gran error en la formación de FONDART fue decidir financiar ideas y no comprar obras.
El fenómeno que si se produjo es el que he denominado de criterios implícitos: es decir, progresivamente los postulantes a los fondos fueron comprendiendo que debían saber leer los indicios de los resultados anteriores para así tener más posibilidades de ganar con su proyecto. Es posible establecer un rango del arte chileno a partir de esos resultados, más aún, es posible establecer un perfil del artista que gana Fondart, construido estadísticamente a partir ellos.

Mi tercer postulado es que al percatarse de los errores del sistema desestimaron un cambio estructural por uno basado en una pésima casuística.
Esto es simple de explicar:
1.- al verificarse la existencia de denuncias de confabulación y favoritismos se decidió crear una rotación de evaluadores y jurados seleccionadores.
2.- al verificarse la presentación de antecedentes falsos o engañosos se notarificó todo el proceso, lo que actuó a contramano de la digitalización y simplificación de todo el Estado en esos años.
3.- al constatarse que mucho fondos adjudicados no terminaban en la concreción del proyecto se solicitó primero una rendición de cuentas para ver que los dineros fueran gastados.

Mi Cuarto Postulado es la existencia del EFECTO MOP.
1) complejización creciente de las bases y formularios de postulación,
2) a la solicitud de variables cualitativa y cuantitativas predictivas en función de efectos difícilmente estimables (ya que muchas veces esos efectos forman parte del proceso de la obra)
3) al impulso formalista que obliga a formatear, anillar y numerar todo.
La consecuencia inevitable del efecto MOP es la profesionalización de postuladores a los fondos quienes, por una parte, manejan una retórica de postulación y son expertos recolectores y chequeadores de antecedentes.

EL ÉXITO DEL MODELO CHILENO :: BRANDING DE ESTADO.

Debo aclarar que no todos los procesos descritos son exclusivos de la institucionalidad artística estatal, muchos de las decisiones han sido tomadas dentro de contextos históricos más amplios como el difícil afianzamiento de la democracia en Chile, la estatización y clausura de los medios críticos de comunicación, la consolidación, envejecimiento e inamovilidad de los patriarcas de la libertad en sus cargos, la razzia que el Discurso Predominante realizó con las otras historias posibles.

En resumen podríamos decir que el Arte en Chile se ha transformado en el empleado incómodo del Estado: el que fue recomendado por un pariente, el que se rebela y trata de hacer las cosas de otra manera, el empleado que desearía estar en otra parte haciendo otra cosa pero que tiene que comer y, por eso, tiene que trabajar acá por que no sirve para nada más.

Esto coincide con dos políticas gubernamentales chilenas coincidentes: el Branding - País y las Industrias Culturales. El primero es un intento de posicionamiento estratégico que permitió la negociación de los Tratados de Libre Comercio que incluían, entre otros, regulaciones sobre Propiedad Intelectual y circulación de objetos de arte.

¿Cómo funciona el branding?
Estableciendo una relación entre el nombre/marca con una sensación de satisfacción de necesidades. Eso explica el encandilamiento neoliberal con la marca Chile. Los problemas que se definen se resuelven discursivamente, los resultados cuantificables se comparan consigo mismos, sustentando una inflación simbólica.
El modelo de Industrias Culturales en Chile corresponde a esa ficción requerida por el Branding-país: se establece un modelo teórico que regula normativamente hechos que no suceden debido a que en Chile no hay competencia económica entre los productores pues no existe el tamaño de mercado requerido y, por ello, no hay a quien aplicar las leyes. Sin embargo existen políticas de las que jactarse.
Lo mismo ocurre con las iniciativas tendientes a empresariar a los productores: se copió la estrategia minusválida y paternalista de las Pymes, ello permite decir que hay productores culturales pero no se habla de cómo ellos son los que subvencionan la política estatal absorbiendo el riesgo total de sus iniciativas y entregando sus pequeños éxitos a la maquina publicitaria.

Todo esto está suficientemente detallado en el artículo Estado de resultados

Para Finalizar: Espero que este esfuerzo sintético sirva para comprender el proceso por el que se fue constituyendo este sistema, para con ello lograr explicar la desazón visible en la gran mayoría de los postulantes a Fondos Culturales Estatales para quienes, como en el cuento de Jorge Luis Borges La Lotería de Babilonia, cualquier hecho podría ser premio y castigo de una lotería inescrutable y caprichosa.

¿QUE HACER? ¿COMO HACER INSTITUCIONALIDAD ESTATAL PARA EL ARTE?

La primera posibilidad es reponer una solución desestimada: la creación de un Poder de Compra de obras de Arte.
Crear un sistema complementario a la institucionalidad estatal descrita, que estuviera orientado a los objetos dentro de una política de investigación crítica sobre cultura.

¿Cómo podría implementarse?
Mediante fondos de investigación historiográfica de arte a largo plazo que, necesariamente, generen exposiciones y publicaciones periódicas. “El Estado debe comprender que el criterio es el principal excedente de la cultura”. Criterio que, a su vez, produce mecanismo de identificación social con el ejercicio cultural nacional. Criterio peligroso por cierto, por que evalúa sucesivamente y obsesivamente su entorno de producción.

¿Son implementables estas proposiciones?
Son imposibles si continuamos confundiendo espectacularización de la cultura con procesos culturales.

¿Por qué lo hacemos entonces?
Porque las actividades espectaculares generan números que pueden ser exhibidos a corto plazo como éxitos, desolando los procesos culturales que generan países.

Dan Cameron, curador dijo “se equivocan quienes creen que las instituciones favorecen al arte, las instituciones tienen como principal objetivo eternizar su existencia”. Su objetivo son ellas mismas. El arte y los artistas chilenos podrían superar su autoreferencia discursiva haciendo acotaciones mediante obras salvajes que señalen eficientemente cómo Chile llegó a ser un país bloqueado por si mismo.

Revisen este enlace:
Fondaridades, cosas y casos de una institucionalidad cultural.

viernes, 1 de junio de 2007

Artistas independientes quieren su espacio

Concepción, Chile, martes 29 de mayo de 2007



No están satisfechos. Y por eso, su idea es tener una participación más activa en el mundo cultural de la región, y ojalá tener influencia en la toma de decisiones y elaboración de proyectos. Son los artistas independientes de la ciudad.

La semana pasada efectuaron su primera reunión en el centro de danza Calaucán, a la que asistieron Paola Aste y Viviana Campos (danza), Alexis Figueroa (literatura), Manuel Loyola (teatro) y Mauricio Castro (producción), quienes debatieron sobre la cultura local.“El problema es que continuamos funcionando con una vocación centralista y ese es el eje que debemos romper.

Nuestro interés es discutir y dialogar sobre la política cultural del gobierno, cuál es su plan de trabajo y qué quiere lograr. Es difícil avanzar si no ven lineamientos y objetivos claros”, indicó Mauricio Castro.El líder de Gestión Urbana agregó que “no es posible que una ciudad como Concepción no tenga un Departamento de Cultura, con un equipo de profesionales idóneos.

Debemos crear un organismo que funcione y no queremos seguir esperando, por eso trabajaremos por propuestas concretas”.Por su parte, Manuel Loyola indicó que “tenemos un modelo de desarrollo cultural que no asegura equidad ni crecimiento artístico. Sólo se busca la entretención”.

Alexis Figueroa también se mostró crítico, y aseguró que Concepción “tiene una visión retrógrada de la cultura, con un concepto museístico de hacer cosas y sólo exhibirlas”.Los artistas se reunirán otra vez el viernes a las 10 horas en el Centro Calaucán, y la invitación está abierta a todas las personas del ámbito cultural que deseen asistir.