lunes, 27 de agosto de 2007

Estado y agentes culturales: impertinencia en la relación

por Richard Muñoz

La historia reciente nos dice que antes de la dictadura la cuestión cultural fluía mas naturalmente, los teatros se llenaban, no había IVA al libro, existían asignaciones directas e inclusive el Estado mediante la editorial Quimantu distribuía libros por doquier y aun muy bajo costo.

Durante los 17 años de oscurantismo, hablar de cultura era como hablar de derechos laborales para los empresario. Se anularon todo tipo de manifestaciones, ya sea por la muerte de los artistas, por su persecución o bien por que estos abandonaron el país buscando salvar su vida y continuar su desarrollo artístico-cultural.

Las únicas expresiones validas era aquellas de claro sentimiento tradicional, campestre o, por el otro lado, el cultivo de una expresión artística de elite. Recién en la segunda mitad de la década del ’80 , comenzaron a brotar signos de cultura bajo el paraguas de lucha contra la dictadura y en donde se hacia mucho más difícil acallar estas voces.

Con la llegada de la Concertación al poder en los años ’90, nace tímidamente el Fondo Nacional de Desarrollo de las Artes, Fondart, el que funcionó por 10 largos años plagado de críticas y reticencias de parte de los artistas y gestores cilturale, los que vilipendiaban dicho mecanismo de financiamiento alegando que siempre recaía en los mismos, los recursos eran escasos y que no estaban dispuestos a integrar su proceso creativo a un formulario racional, el proyecto.

En este sentido, justoi Pastor Mellado, señala que “el modelo del formulario instala una conceptualización implícita que ritualiza su subordinación a la proyectualidad. Esto puede ser más o menos grave de acuerdo a las áreas en que se postula. El estado, solo desde el poder de la gestión de los formularios, define los límites de la creación, estableciendo el triángulo propositor de Objetivos - Fundamentos - Descripción”.

Sin embargo con el correr de los años los artistas y los no tanto, se han ido amoldando a este sistema preconcebido y han tomado inusitado valor los expertos en proyectos, los que se vanaglorian diciendo que un proyecto coherente es un proyecto aprobado.


EL MEOLLO DEL ASUNTO

Desde el año 2004 se instaura en Chile la nueva institucionalidad cultural que en un comienzo había mantenido la misma fatídica sigla de financiamiento, Fondart, pero en el corto andar, se esclareció el panorama para las autoridades y decidieron englobar todo el paquete cultural bajo el concepto de “Fondos Culturales” que aglutina todo el andamiaje de posibles postulaciones y áreas de expresión cultural.

No obstante, los problemas de fondo aún se mantienen y dicen relación a las insistencia de hablar de “industria cultural”, la que si bien la quieren aplicar a la música, cine y libros; estos parámetro no serían homologables a regiones.

El concepto de industria cultural nació en la década del ’40 en un texto de los críticos de la Escuela de Frankfurt, Adorno y Horkheimer, que despotrican en contra de cómo se quería pensar a la cultura, como una mercancía. “Por qué la humanidad, en vez de alcanzar un estado verdaderamente humano, se hunde en una nueva forma de barbarie”

Si bien estos juicios pueden aparentar ciertos prejuicios, lo cierto es que si hablamos de industria, se deben seguir una serie de pasos para que el producto – obra de arte u otra expresión – tenga un legítimo recorrido, es decir, se debe respetar una determinada cadena de valor y al no respetarla, se rompe la cadena que es lo que finalmente sucede actualmente. Pues, por un lado se financia la creación, pero no se pone en la misma balanza la distribución o “circulación” como le gusta llamar a este proceso a Ignacio Aliaga, uno de los máximos estandartes del Consejo nacional de la Cultura y que hoy tiene un privilegiado puesto en la Cineteca del Centro Palacio de Moneda

Tímidamente se ha ido instaurando un ítem de difusión al momento de presentar un proyecto pero, finalmente , las obras terminadas no “circulan” lo suficiente y cómo decía Vanesa Grimaldi en su artículo “¿Quien toca fondo?” en Ciudad Invisible nº 16, las obras se presentan hasta que se costea el teatro municipal pero de ahí en adelante no se sabe que pasa con ella. Es más, el propio Consejo de la Cultura y sus autoridades en el discurso han detectado hace rato esta gran falencia, pero en lo concreto poco y nada hacen para solucionarlo y, muy por el contrario, cercenan los mínimos gestos que se estaban empezando a consolidar, me refiero a la abrupta desaparición de la revista “Pausa” que se encargaba – en su formato – de hacer circular las obras premiadas por los distintos Fondos Concursables.

Mas vehemente, “la industria cultural fija de manera ejemplar la bancarrota de la cultura, su caída en la mercancía. La transformación del acto cultural en valor abolió su potencia crítica y disolvió en él las huellas de una experiencia auténtica”.

Se esboza hoy que en materia cultural, debiera ser el mercado el que regule los flujos económicos, regulando y ordenando las relaciones y la demanda.

Todo, claro está, en el marco de entender al producto cultural como una mercancía que se transa en el mercado del mejor postor. Cristian Galaz cree que en el tema de orientación de recursos, el mercado se ha mostrado ineficiente hasta decir qué es mejor.

En la última revista “Pausa”, George Yúdice – uno de los grandes ideólogos de la “industria cultural”, señala que se debe hacer hincapié en el papel fundamental del Estado en la promoción de las industrias culturales mediante subsidios, créditos, incentivos fiscales, cuentas satélites bancarias y otros mecanismos; además , proteger la cultura nacional y local, negociando – por ejemplo – excepciones y/o reservas en la Organización Mundial de Comercio, tratados de libre comercio. ¿Tiene el Estado chileno esta preocupación?

La autocrítica: “Cabe señalar que si bien el Fondo de Nacional de Desarrollo Cultural y la Artes, es fundamental para la asignación de recursos públicos a la cultura y las artes, no basta para cumplir adecuadamente los deberes que tiene el Estado en este campo”

Carlos Cabezas ratifica lo mencionado por el ex asesor presidencial de cultura y señala en relación al Fondart que : “veo que muchos trabajos que se han hecho quedan guardados y no se muestran nunca más. Creo que la asignación acerca circulación de las obras debería tener una mirada más amplia.

Rematemos con esta frase de ex Ministro de Cultura, José Weinstein: “Veo que incluso en el caso de las disciplinas que si se pueden mantener como industrias culturales se necesita mantener un apoyo estatal importante, o sea, no creo que en el libro, ni el cine, ni en el disco puedes retirar el apoyo estatal. No me imagino por ninguna parte las artes y la cultura libradas a mercado, tienes que pensar que deben autosustentarse y no creo que eso sea posibless.

sábado, 11 de agosto de 2007

PROXIMA REUNION

SABADO 25.08.07
19.00 HRS
CENTRO DE DANZA CALAUCAN

tabla:
cronograma
organizar propaganda por accion
presentacion publica

Teatro E. Molina encontró su nuevo rostro

jueves, 2 de agosto de 2007

RED ARTISTAS INDEPENDIENTES

foto Leo Prieto

El siguiente texto es el comienzo de la reflexion sobre el rol que queremos asumir en nuestra ciudad como gestores y actores culturales. Es además, una invitacion a motivarse y participar en la construccion, el debate y la accion de este planteamiento.

Fundamentación

Como artistas independientes nos apremia la necesidad de constituir instancias de información y reflexión entre pares, tanto para capacitarnos en la mecánica de las políticas culturales vigentes y en el conocimiento de su operatividad actual, como para el establecimiento de instancias de diálogo, que nos permita compartir experiencias y anhelos, que entreguen propuestas de trabajo conjunto conforme la realización de estos últimos en el espacio social. Sin embargo aclaramos, sin perjuicio de que nuestras miradas se funden ya en una percepción de país, ya en las particulares visiones de nuestro rol como artistas en el mundo occidental o en la Tierra entera, enfocamos nuestra actividad en un campo preciso como lo es Concepción, nuestra ciudad.

No estamos conformes con la situación de la cultura y el arte en nuestra ciudad. Pensamos que un largo proceso de desgaste institucional junto al mismo desgaste de formas tradicionales de concepción de los mismos, amén de la insuficiencia de participantes legítimos en la administración cultural, ha concluido en una situación paralizadora. No percibimos –más allá del funcionamiento conservador de las instituciones oficialmente vinculadas a la creación de arte y cultura- un propósito vivo. Nuestra ciudad ha mostrado durante su historia, ser fuente de pensamiento y accionar humanista, y aún más, en sus anales ostenta ser patria de origen de creadores y artistas que a más de enriquecer la ciudad, han aportado su hacer y su obra a todo el país. Nos preocupa la percepción institucional oficial de una cultura y arte pasivo, la misma noción de ”espectáculo” empleada actualmente como paradigma de operatividad. Es por esto que consideramos entonces como primera noción de trabajo, la Asociatividad y la creación de la Red de Artistas Independientes de Concepción.

Entendemos Asociatividad como la necesidad de encuentro y trabajo coordinado entre los artistas locales, como también con otras instituciones y personas que otorguen un grado de posicionamiento y consolidación a nuestra organización, permitiendo en el encuentro deseado, tanto una operatividad contingente, como la constitución de instancias de reflexión cultural.

Objetivo

Nuestro objetivo será hacer reflexionar a los penquistas respecto a la importancia del acceso a la cultura.

Descripción

El resultado final de nuestro trabajo será un documento llamado Concepción Cultural, el cual incluirá un diagnóstico por áreas, una presentación de los principales problemas y finalmente una cartera de propuestas. Estas propuestas se materializaran a través de la propuesta de creación de un Programa de Fortalecimiento de la actividad cultural penquista, con lineamientos de acción que ofrezcan mejores condiciones para el desarrollo integral de las artes (literatura, artes visuales, artes escénicas, artes musicales, artes audiovisuales e integradas) y que aborden la problemática del arte, ciudad, calidad de vida, formación de público, espacios de encuentro y acceso a bienes culturales.

Estrategia

Concientes de la importancia del trabajo emprendido, nuestra voz estará siempre dirigida a toda la comunidad, a la ciudad en general, incluso a las autoridades dentro de ese contexto. Queremos que los penquistas piensen Concepción y su vinculación con las artes: Ciudad, arte y calidad de vida.

Para ello utilizaremos los medios de comunicación necesarios para posicionarnos en la agenda pública. Todo paso será público y esperará respuestas públicas. Debemos generar empatías y adhesiones, el arte es una de las mejores herramientas para lograrlo. Estamos hablando de arte, pero también de calidad de vida, uso del tiempo libre, entretención, formación de público y acceso a los bienes culturales. La forma de encarar el desafío será determinante a la hora de obtener resultados.

Para darnos a conocer, nos posicionaremos en la agenda pública de la ciudad, situándonos en la misma categoría de seguridad, salud y educación. Nos referiremos al “derecho a la cultura”, el derecho y necesidad urgente de los penquistas de acceder a bienes culturales de calidad y como esto tiene relación directa relación con el mejoramiento de la calidad de vida.

martes, 17 de julio de 2007

El Público

texto Mauricio Castro
foto Manuel Morales

Pero dime tú” – dijo el Negro – “como podí entender que sólo hubiesen cinco pelagatos”. Eran las 23.25 y salíamos de un concierto en el Stromboli. El Negro Soto, indignado como siempre con el público penquista, maldecía una y otra vez su inasistencia, es el “peso de la noche” repetía. Al llegar a la esquina nos despedimos entre la niebla que se levantaba y la desazón del Negro que ya se instalaba en mi, es realmente lamentable que Concepción no cuente con público para las artes locales.
Quienes somos testigos de las propuestas que giran por nuestros escenarios, coincidiremos que en algunos casos merecerían estar a tope. Pero no es así, y continuamos realizando actividades para la familia. De seguro alguien debe estar recordando alguna última multitudinaria, pero más bien intento acercarme a la problemática de la obra artística y su necesidad de ser comunicada, a la existencia de un publico crítico que permita carteleras y circuitos donde se produzca la magia del encuentro creador-espectador. La importancia de la formación de público y el acceso a los bienes culturales.

Hoy en el Gran Concepción viven poco más de 600.000 personas(1). De ellas, durante el 2006, el 31% asistió a exposiciones de arte, el 17% a teatro, el 15% a danza y el 33% a alguna actividad musical(2). De quienes asistieron, un 40% dijo que esas actividades le ayudan a desarrollarse como persona; un 27% a ampliar sus temas de conversación; y un 29% a conocer otras maneras de vivir y pensar(3).
Las primeras razones para no asistir son la falta de tiempo, porque no les interesa o no les gusta, y las segundas la falta de dinero y la falta de información. Y todos los estudios confirman que la gran mayoría de la población accede a consumo cultural sólo a través de la televisión. Media novedad.
Pero la cosa se pone interesante cuando notamos que el 58% de esas personas que sólo ven TV no están satisfechas con lo que ven, el 71% dice que ha empeorado, el 74% que es tonta, el 72% que es cobarde, el 64% que es insensible y el 63% que es fome(4). Meh! entonces, cómo es la cuestión?
Agarré el móvil y llamé al Negro. Esto algo quiere decir. Porque si la gran mayoría sólo ve televisión y al mismo tiempo la encuentran mala, cómo explicarnos que no busquen vida mas allá del control remoto? O mas importante aun, cómo somos capaces de crear esta conexión?
Lo primero es asumir la responsabilidad de cambiar esta situación y segundo, aunque parezca de perogrullo, declarar nuestra existencia y sentido. Porque cuando le preguntaron a nuestros vecinos cómo invertir los $7.000 millones que recibirá la Región del Biobío en compensación por el Transantiago, un 26% consideró que en empleo; un 22% en combatir la delincuencia; un 13% en educación, un 10% en salud, un 9% en resolver la corrupción y un 7% en pobreza(5). Y en cultura? Nada, cero, caput, vide.

El teléfono del Negro con buzón de voz. Que lata, él siempre explica tan bonito la importancia de invertir en cultura, educar artísticamente y mejorar el acceso al arte. Porque cuando hablamos de público no lo hacemos pensando en un mero receptor pasivo de nuestro mensaje, espectadores inertes que sólo sirvan para colmar salas, sino nos referimos a la importancia del encuentro arte-espectador. Nos referimos al aprendizaje de la libertad, de la diversidad, de la tolerancia y la no discriminación. A trascender la esfera individual por una reflexividad social más amplia, a salir de uno, apagar la tele, salir a la calle y poner la vista en el Nosotros, en la construcción de ese imaginario país que dejamos botado por allá en el comienzo del Concertacionismo.

Porque así como en vísperas de 1910 y su Centenario, la “cuestión social” era el tema en boga, en vísperas del Bicentenario es necesario instalar la “cuestión cultural” en la agenda publica de la ciudad, para demostrar su importancia y dejar atrás el “peso de la noche”, que tan bien señalaba el Negro Soto.


(1) Censo 2002. INE (www.ine.cl)
(2) Encuesta de Consumo Cultural 2006, CNCA e INE (www.consejodecultura.cl)
(3) Encuesta Nacional PNUD 2001 (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo)
(4) Encuesta del Consejo Nacional de Televisión 2007 (www.cntv.cl)
(5) Tercera Encuesta de Percepciones Políticas y Contingencia 2007, CORBIOBÍO

viernes, 15 de junio de 2007

concepción cultural: problemas y desafios

texto Mauricio Castro
foto Manuel Morales
Un amigo me pidió un mapa de Concepción Cultural, una especie de glosario para mostrar a gringos millonarios recalarios en costas choreras que tal era la movida penquista.
A poco escribir, noté que serviría para comentar algunas reflexiones que me han acompañado en los últimos meses en mi trabajo como Productor de Arte y que tienen que ver con la forma en que desarrollamos nuestro quehacer. Era una posibilidad de abrir el debate acerca de quienes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Ardua tarea, pero sin duda responsabilidad de todos quienes nos dedicamos profesionalmente a las artes en esta ciudad.

Esta necesidad de conversarnos cobra mayor importancia por encontrarnos en un momento de efervescencia artística, con más personas dedicadas a la generación de productos culturales, con actividades simultáneas y con una oferta de espectáculos (teatro, música y en especial baile) aumentando considerablemente. Es una especie de punto de quiebre, que nos abre la posibilidad de unir esfuerzos para darle continuidad, transformándolo en una constante que permita crear espacios y generar circuitos.
Pero quizás lo más importante, es una oportunidad para crear Comunidad, relacionándonos de manera horizontal, formando un tejido social, sólido y común, base sobre la cual levantar proyectos individuales, los cuales deberían mirar y cuidar este nuevo estado. Proyectos que deben dejar de ser a corto plazo y encerrados en si mismos, proyectándonos a través del tiempo en un proceso dinámico y con historia, fundamental para que esta comunidad posea identidad generacional.
Hay que tener la capacidad de mirarse con perspectiva, quienes somos, dónde estamos, porqué nos dedicamos a esto y cual es el mensaje que deseamos entregar. No para homogeneizar discursos, al contrario, para generar diversidad, encontrándonos poco a poco en nuestras diferencias.
Sólo como Comunidad podremos enfrentar y solucionar la principal problemática que enfrenta actualmente el desarrollo artístico penquista: El Público.


La esencia precede a la existencia
En mis primeros años como productor pensé que el éxito de mi gestión consistía en generar buenos productos artísticos, lo cual bastaría para atraer al público. Hoy estoy convencido que aquello no basta, ya que el problema es su inexistencia. Concepción no tiene público para el arte local, no hay personas que quieran consumir lo que nosotros producimos. Las razones de esto son múltiples, por lo pronto nuestro desafío es trabajar por hacer crecer este número de personas.
Debemos hacer público, formándolo y educándolo en la emotividad.
Esto debe ser asumido como una responsabilidad y necesidad, nuestros trabajos deben ser diseñados desde un comienzo para ser consumidos por personas.
Hay que preocuparse de todos los aspectos que ayuden al objetivo de educar/entretener, entregando a las personas espacios de distracción, belleza, formación y conversación que lo saquen un momento de su rutina y le entreguen nuevos temas y visiones de mundo.
Esto nos obliga a tomar conciencia de nuestro rol, definiendo con claridad cual es el mensaje que quiero entregar y por qué quiero entregarlo, preocupándose durante todo el proceso que llegue con claridad al espectador.
Las salas, teatros o espacios públicos, serán los espacios donde sucederá el encuentro, por lo tanto también deben ser pensados bajo la misma lógica, preocupándonos de todos los detalles que ayuden al intercambio de emociones (técnicamente óptimos, con buenos accesos, cómodos, limpios, seguros, etc). Nuestra tarea entonces no terminará al comenzar la función, sino al despedir el público en la puerta, estando seguros que entendió el mensaje, que se van contentos y bien atendidos, ya que así se transformará en una experiencia que comentarán positivamente y desearán repetir.

jueves, 14 de junio de 2007

Carta de Ingrid Odgers Toloza


SEÑOR DIRECTOR:

He sido sorprendida por los resultados del Fomento a la Creación del Consejo del Libro, mi currículo que en años anteriores era evaluado por sobre el mínimo requerido apareció este año, con un porcentaje bajo al acostumbrado, currículo, que por mi oficio y nuevas publicaciones en antologías extranjeras y tareas propia del área del arte y la cultura, debió ser evaluado con mayor puntaje. La evaluación de mi trabajo poético es buena, no hay un solo comentario negativo al respecto. Pregunto: ¿No es por lo menos extraño que sea esta una nueva forma de dejar fuera de concurso a escritores(as) de regiones? Como artista independiente de Concepción y de la región del BíoBío, no puedo dejar de hacer público que cada año, el Consejo del Libro y la Lectura y los evaluadores (quienes los eligen y bajo qué criterios, lo desconocemos), encuentran nuevas formas de eliminarnos de la lista de seleccionados. Por otro lado, parece increíble que aún se mantenga una política cultural que ha tecnificado la creación, posicionándola en una trampa de telarañas burocráticas que coartan la libertad que es inherente e imprescindible a todo creador (a). Es inaceptable que la gran mayoría de creadores(as) del BíoBío estén literalmente coartados de toda posibilidad de realización y desarrollo de la vocación que los mueve. Permanecemos pese a toda la parafernalia en la total marginalidad sin un real apoyo de una maquinaria que parece más bien destinada a sustentar funcionarios que desconocen los diferentes procesos creativos del arte y la realidad de los artistas de provincia que realizan su labor con enorme sacrificio, en precarias condiciones, cansados de llenar formularios, enviar cartas y golpear la puerta de los indiferentes e ignorantes ejecutivos de la cultura. No hablaré sobre la famosa Ley Valdés, que es otro laberinto donde nos extraviamos sin cesar. Tampoco sobre el apoyo excesivo a las instituciones en desmedro de los creadores independientes. Hay demasiada tela que cortar.
Atentamente,

Ingrid Odgers Toloza
Poeta, narradora
Gestora cultural
Encargada de Arte y Cultura y Crítica literaria de la Revista Catalejo